domingo, 13 de marzo de 2016



Conquista de Toledo

El día 25 de Mayo de 1085, el rey de Castilla y León Alfonso VI hizo su entrada en la ciudad de Toledo después de que el 6 de ese mismo mes se hubiese rendido tras un duro cerco de cuatro años. 
En el cambio de siglo, en torno al año 1000, Córdoba, junto con Toledo, eran las ciudades más representativas de toda la península ibérica en el mundo. La primera por albergar al califato y la segunda por haber sido capital del reino visigodo desde 553. Durante ese período como capital, Toledo fue la sede de los acontecimientos más trascendentales y señalados, entre ellos los famosos concilios que determinaron la vida religiosa y cultural de la época. En ese sentido representaba “para muchos cristianos la perdida unión de los pueblos de Hispania”. Cuando Alfonso VI la conquistó, pasó a titularse “emperador de toda Hispania”. 

La conquista de Toledo será crucial para la historia de España porque las taifas, alertadas del poder de los cristianos, llamarán a sus hermanos almorávides, musulmanes fanáticos del norte de África que seguían a rajatabla la ley coránica. La presión de los almorávides recortó los territorios conquistados por los cristianos pero la ciudad de Toledo ya nunca pasó a ser territorio musulmán.

La llegada de los almorávides traerá además un significativo movimiento social, el de los mudéjares, musulmanes que abandonan sus tierras huyendo del fundamentalismo islámico y escogen vivir con los cristianos.

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