lunes, 16 de mayo de 2016
Descubrimiento del Amazonas
Aunque la desembocadura del río ya se conocía, Gonzalo Pizarro organizó una gran expedición para descubrir y explotar la supuesta canela y localizar el oro,
pero al llegar a la zona indicada no encontraron nada de lo esperado.
Debido a lo desconocido del terreno y lo falible de los guías indígenas,
Orellana trató de recoger información y alimentos adelantándose con
unos 70 hombres. Las condiciones del afluente tomado no les permitieron
volver y debieron seguir avanzando, afrontando todo tipo de penurias.
Dichas penurias han arrojado sombras sobre la veracidad del relato
escrito por el dominico Gaspar de Carvajal,
miembro de la expedición, entre las que destaca el contacto con un
pueblo integrado por mujeres al que rendían vasallaje otros habitantes
del lugar.
Tras dos meses avanzando por un afluente y siete por el propio
Amazonas, los españoles llegaron a la desembocadura en el Atlántico.
Francisco de Orellana fue juzgado acusado de traición, pero resultó
absuelto de todo cargo. Regresó nuevamente al Río al frente de otra
expedición, con el objetivo de recorrerlo en sentido inverso, pero
falleció en el intento.
Juan Sebastián Elcano
El 20 de septiembre la expedición zarpó de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz),
con la intención de encontrar el paso marítimo hacia los territorios de
las Indias Orientales y buscar el camino que, recorriendo siempre mares
castellanos (según el Tratado de Tordesillas), llegase a las islas de las Especias, lo que era la llamada ruta hacia el oeste, que ya había buscado Cristóbal Colón.
La Expedición de Magallanes-Elcano estuvo plagada de contratiempos y dificultades. Tras la muerte de Magallanes en Filipinas, en 1521, durante una escaramuza con los indígenas, fue elegido jefe de la expedición Gonzalo Gómez de Espinosa y al frente de la nao Victoria se puso de capitán Juan Sebastián Elcano. Tras arribar a las islas Molucas, objeto del viaje, se emprendió el regreso a España.
Elcano toma finalmente el mando de la expedición de regreso. Tenía el
problema de volver a España con lo que quedaba de la expedición, sin
conocer el camino de vuelta por el Pacífico, y parecía una locura
intentarlo, por lo que eligió navegar por los mares portugueses hacia el oeste, bordeando África por rutas conocidas y con posibilidades de hacer aguadas.
Tras atravesar el océano Índico y dar la vuelta a África, completó la primera circunnavegación del globo, consiguiendo llevar a término la expedición y llegar al puerto de partida, Sanlúcar de Barrameda, el 6 de septiembre de 1522 en la nao Victoria,
junto con otros 17 supervivientes, lo que suponía el logro de una
imponente hazaña para la época. Finalmente, el 8 de septiembre, fue
descargada en Sevilla la única nave que había logrado regresar.
domingo, 15 de mayo de 2016
La Española
Incas
Desde la ciudad sagrada del Cuzco, los quechuas consolidaron un Estado
que logró sintetizar los conocimientos artísticos, científicos y
tecnológicos de sus antecesores. Basados en un concepto de expansión del
Estado, el Tawantinsuyo (Imperio inca)
recogió aquellos conocimientos y los potenció. En la actualidad,
algunas costumbres y tradiciones de la desaparecida civilización inca
prevalecen aún en Bolivia, Ecuador y el Perú.
La conquista del Perú, realizada entre 1530 y 1540 por los españoles, encabezados por Francisco Pizarro, puso fin al imperio. Sin embargo, focos de resistencia de los llamados Incas de Vilcabamba se mantuvieron hasta 1572.
La economía inca se basó en la agricultura que desarrollaron mediante técnicas avanzadas, como las terrazas de cultivo llamados andenes para aprovechar las laderas de los cerros, así como sistemas de riego heredados de las culturas preincas. Los incas cultivaron maíz, maní, yuca, papa, frijoles, algodón, tabaco y coca, entre otras. Las tierras eran propiedad comunal y se trabajaban en forma colectiva. Desarrollaron también una ganadería de camélidos sudamericanos (llama y alpaca). Por los excelentes caminos incas (Cápac Ñan) transitaban todo tipo de mercancías: desde pescado y conchas del Pacífico hasta sal y artesanías del interior.
Entre las expresiones artísticas más impresionantes de la civilización inca se hallan los templos (Sacsayhuamán y Coricancha), los palacios y los complejos estratégicamente emplazados (Machu Picchu, Ollantaytambo y Písac).
Si bien no puede hablarse de un imperio monárquico socialista, por la
clara diferenciación económica, política y social, el Imperio incaico
estableció el sistema de reciprocidad y complementariedad económica.
Aztecas
La fundación y posterior expansión de la Triple Alianza tuvo lugar una vez fue derrotado Azcapotzalco, hasta entonces capital del imperio tepaneca, dominante en el valle de México.
Esta ciudad fue vencida por la alianza de mexicas y acolhuas, hasta
entonces ellos mismos vasallos de los tepanecas, en 1430. A partir de
entonces, los territorios del Imperio azteca se fueron ampliando hasta
llegar a ocupar el centro de México, la zona central de Oaxaca, la costa
del golfo de México, Guerrero y el Soconusco. El fin del Imperio azteca
ocurrió el 13 de agosto de 1521, cuando los españoles —en alianza con los tlaxcaltecas y totonacas, entre otros pueblos indígenas— derrotaron la resistencia mexica en Tenochtitlan.
Mayas
La civilización maya fue una civilización mesoamericana desarrollada por los pueblos mayas, que destacó en América por su escritura glífica, el único sistema de escritura plenamente desarrollado del continente americano precolombino, así como por su arte, arquitectura y sistemas de matemática y de astronomía. Se desarrolló en la región que abarca el sureste de México y que corresponde a los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y la zona oriental de Chiapas, así mismo la mayor parte de Guatemala, Belice, y la parte occidental de Honduras y El Salvador.
Durante el periodo formativo, antes de 2000 a. C., se inició el desarrollo de la agricultura y la población se hizo sedentaria
estableciéndose en las primeras aldeas. En el período Preclásico
(c. 2000 a. C. hasta 250 d. C.) se desarrollaron las primeras sociedades
complejas y se cultivaron los alimentos básicos de la dieta maya: el maíz, los frijoles, las calabazas y los chiles. Las primeras ciudades mayas se desarrollaron en torno a 750 a. C. La escritura glífica se utilizó desde el siglo iii a. C. En el Preclásico Tardío se desarrollaron grandes ciudades en la Cuenca del Petén, y Kaminaljuyú alcanzó prominencia en el altiplano guatemalteco.
Desde alrededor de 250 d. C., el período clásico se define en gran
medida por el levantamiento de monumentos esculpidos empleando las fechas de Cuenta Larga. En este período se desarrolló un gran número de ciudades-estado vinculadas entre si por una compleja red de comercio. En el siglo ix, se produjo un colapso político general en la región central maya, que originó guerras internas, el abandono de las ciudades, y un desplazamiento poblacional hacia el norte. Durante el período Posclásico surgió Chichén Itzá en el norte, y se produjo la expansión del reino quiché en el altiplano de Guatemala. En el siglo xvi el Imperio Español colonizó la región mesoamericana, y tras una larga serie de campañas militares la última ciudad maya cayó en 1697.
El poder político durante el periodo Clásico se centró en el concepto
del «rey divino», que actuaba como mediador entre los mortales y el
ámbito sobrenatural. La monarquía era hereditaria y patrilineal, y el poder pasaba al hijo mayor.
La política maya estaba dominada por un sistema de patrocinio, aunque
la exacta composición política de un reino variaba de una ciudad-Estado a
otra. La civilización maya desarrolló formas de arte sofisticadas utilizando
tanto materiales perecederos como durables, incluyendo madera, jade, obsidiana, cerámica, monumentos de piedra tallada, estucos y murales finamente pintados.
Las ciudades mayas solían expandirse sin planificación. El centro de la
ciudad era ocupado por complejos ceremoniales y administrativos, rodeado
por una irregular expansión de barrios residenciales. A menudo las
diferentes partes de una ciudad eran conectadas por calzadas. La arquitectura principal de la ciudad se componía de palacios, templos piramidales, juegos de pelota ceremoniales,
y estructuras alineadas para la observación astronómica. La élite maya
sabía leer y escribir, y desarrolló un complejo sistema de escritura
glífica, considerado el más avanzado en América precolombina. Los mayas desarrollaron una compleja serie de calendarios rituales
entrelazados, emplearon la matemática y fueron uno de los primeros
pueblos en utilizar el cero explícito en el mundo. Como parte de su religión, los mayas practicaban sacrificios humanos.
Francisco Pizarro
Se le recuerda por haber logrado imponerse y masacrar al Imperio incaico con ayuda de diversos cacicazgos locales, conquistando el mencionado Estado imperial cuyo centro de gobierno se ubicaba en el actual Perú, además de establecer una dependencia española sobre él. Si bien tuvo el título de marqués, fue realmente «marqués sin marquesado». Tras la emancipación de la Corona de Su Majestad el Rey, sus descendientes tuvieron el título de marqueses de la Conquista, pero con el nombre de Atavillos.
Sin embargo, es muy posible que en razón de su lealtad a la Corona le
fue como honra concedido el título de marqués de los Atavillos. Para sus huestes indígenas era conocido como Apu (‘jefe’, ‘señor’, ‘general’) o Machu Capitán (‘viejo capitán’).
Hernán Cortés
Procedente de una familia de hidalgos de Extremadura,
Hernán Cortés estudió brevemente en la Universidad de Salamanca. En 1504
pasó a las Indias, recién descubiertas por Cristóbal Colón, y se estableció como escribano y terrateniente en La Española (Santo Domingo).
En 1511 participó en la expedición a Cuba como secretario del gobernador Diego Velázquez de Cuéllar,
con quien emparentó al casarse con su cuñada; Velázquez le nombró
alcalde de la nueva ciudad de Santiago. En 1518 Diego Velázquez puso a
Hernán Cortés al mando de una expedición a Yucatán. Con once barcos, unos seiscientos hombres, dieciséis caballos y catorce
piezas de artillería, Hernán Cortés navegó desde Santiago a Cozumel y
Tabasco; derrotó a los mayas allí establecidos y fundó en la costa del golfo de México la ciudad de Villa Rica de la Veracruz.
Tuvo noticias de la existencia del Imperio azteca en el interior, cuya
capital se decía que guardaba grandes tesoros, y se aprestó a su
conquista. Para evitar la tentación de regresar que amenazaba a muchos
de sus hombres ante la evidente inferioridad numérica, Hernán Cortés
hundió sus barcos en Veracruz.
Tras saquear Cholula, Cortés llegó a la capital azteca, Tenochtitlán, en donde fue recibido pacíficamente por el emperador Moctezuma II,
que se declaró vasallo del rey de Castilla. La posible identificación
de los españoles con seres divinos y de Cortés con el anunciado regreso
del dios Quetzalcoátl favoreció quizá esta acogida a unos extranjeros que, sin embargo, empezaron enseguida a comportarse como invasores ambiciosos y violentos, que posteriormente dio lugar a una gran agitación indígena contra los españoles. Hernán Cortés se vio entonces obligado a abandonar Tenochtitlán en la
llamada «Noche Triste» (30 de junio de 1520), en la que su pequeño
ejército resultó diezmado. Refugiado en Tlaxcala, siguió luchando contra
los aztecas (ahora bajo el mando de Cuauhtémoc),
a los que venció en la batalla de Otumba; y, finalmente, cercó y tomó
Tenochtitlán (1521). Destruida la capital azteca, construyó en el mismo
lugar (una isla en el centro de un lago) la ciudad española de México.
Dominado ya el antiguo Imperio azteca, Cortés lanzó expediciones hacia
el sur para anexionar los territorios de Yucatán, Honduras y Guatemala. En 1522 fue nombrado gobernador y capitán general de Nueva España
(nombre que dieron los conquistadores al territorio mexicano).
lunes, 9 de mayo de 2016
Conquista de las islas Canarias
La conquista de Canarias se llevó a cabo entre 1402 y 1496. No fue una empresa sencilla en lo militar, dada la resistencia aborigen en algunas islas.
Tampoco lo fue en lo político, puesto que confluyeron los intereses
particulares de la nobleza (empeñada en fortalecer su poder económico y
político mediante la adquisición de las islas) y los estados,
particularmente Castilla, en plena fase de expansión territorial y en un proceso de fortalecimiento de la Corona frente a la nobleza.
Para su estudio, los historiadores distinguen dos periodos en la conquista de Canarias:
- Conquista señorial. Se conoce con este nombre a la conquista llevada a cabo por la nobleza, en beneficio propio y sin una participación directa de la Corona, que otorga el derecho de conquista a cambio de un pacto de vasallaje del noble conquistador hacia la Corona. Distinguiremos dentro de ella la conocida como Conquista Betancuriana o Normanda, llevada a cabo por Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle entre 1402 y 1405 y que afectó a las islas de Lanzarote, El Hierro y Fuerteventura. La otra fase se conoce como Conquista Señorial castellana, llevada a cabo por nobles castellanos que se apropiaron, mediante compras, cesiones y matrimonios, de las primeras islas conquistadas e incorporaron la isla de La Gomera hacia 1450.
- Conquista realenga. Este término define a la conquista llevada a cabo directamente por la corona de Castilla, durante el reinado de los Reyes Católicos quienes armaron y en parte financiaron la conquista de las islas que faltaban por dominar: Gran Canaria, La Palma y Tenerife. En el año 1496, llegó la conquista a su fin con el dominio de la isla de Tenerife, integrándose el Archipiélago Canario en la Corona de Castilla. La conquista realenga tuvo lugar entre 1478 y 1496.

Conquista de Granada
Granada
se había convertido en los albores de la Edad Moderna en el último
reducto musulmán de la Península ibérica. Pospuesta durante los
inestables reinados de Juan II y Enrique IV,
la conquista de Granada se situó como prioritaria para los Reyes
Católicos, arquitectos de lo que pretendía ser la España moderna. Isabel
y Fernando habían crecido bajo la amenaza que suponía el auge del
Imperio otomano, que en 1453 logró la caída de Constantinopla,
y no estaban dispuestos a tolerar el desafío de Muley Hacén, el emir de
Granada, que durante este periodo se apoderó de varios bastiones en la
frontera cristiana y dejó de pagar el tributo estipulado con los
cristianos. Con la toma de estos bastiones, entre ellos Zahara, esclavizó y exterminó a los defensores. La Europa cristiana iba, esta vez sí, a aceptar el duelo.
Al enterarse en Medina del Campo
de la caída de Zahara, Fernando «El Católico» afirmó en voz alta:
«Siento las muertes de cristianos, pero me alegro de poner en obra muy
prestamente lo que teníamos en el pensamiento hacer».
El Papa Sixto VI
apoyó la empresa militar instituyendo una Cruzada, a modo de asistencia
financiera. La bula de Cruzada fue prorrogándose cada dos años hasta
alcanzar en su último año, 1492, una recaudación de 500 millones de
maravedíes. La nobleza, el alto clero y las comunidades judías aportaron
la mayor parte de los fondos. Además, desde distintos países europeos
llegaron importantes remesas económicas y, sobre todo, llegaron
caballeros y aventureros alemanes, ingleses, borgoñones, alemanes...
dispuestos a participar en la última Cruzada del Occidente cristiano.
Tampoco era menor el apoyo popular que tenía la Empresa granadina en
España. «Por donde quiera que iban, hombres, niños, mujeres, le salían
al encuentro de todas partes por aquellos campos y les echaban mil
bendiciones: llamábanlos amparo de España (...)», escribió el padre
Mariana sobre el fervor popular que desataba el paso de las tropas.
Para intensificar la presión sobre el emir, los Reyes Católicos comenzaron en el verano de 1491 la construcción del campamento de Santa Fe,
construido de forma cuadricular frente a Granada, con la firme decisión
de que solo lo levantarían tras la caída de la ciudad. No trajeron
artillería pues en ningún caso pretendían destruir la ciudad. El 25 de
noviembre de 1491, los Reyes firmaron con Boabdil el acuerdo definitivo
para rendir la ciudad. Los monarcas se comprometían a respetar los
bienes y las personas que vivían en Granada, a garantizar la libertad de
culto, y que se siguiera empleando la ley coránica para dirimir
conflictos entre musulmanes. Las capitulaciones, asimismo, incluían la
promesa de que no habría castigo para los tornadizos, elches y marranos
refugiados en Granada, a quienes se facilitaría el traslado al Norte de
África. A cambio de este acuerdo tan benigno, «El Rey chico»
consistió entregar Granada en un plazo de dos meses, una condición
complicada de llevar a efecto a causa de la amenaza de un motín
generalizado contra el último rey de Granada. Con el permiso del emir,
una avanzada cristiana ocupó la Alhambra, adelantándose a cualquier
reacción violenta del pueblo, lo que fue seguido por la entrega de la
ciudad. Un cronista vasco describió aquel día como el que «redimió a
España, incluso a toda Europa» de sus pecados.
En
Roma, el final de la Cruzada fue celebrado con campanadas, encierros y
corridas de toros. Los conquistadores recibieron la calificación de
«atletas de Cristo», y los Reyes el título de «Católicos»
con el que hoy son conocidos en los libros de Historia. No es casual
por tanto que Isabel y Fernando eligieran Granada para el reposo de sus
restos en la Capilla de los Reyes de la Catedral.

Felipe II

Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal, murió el 13 de septiembre de 1598 a los 71 años de edad, en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, para lo cual fue llevado desde Madrid en una silla-tumbona fabricada para tal fin.
Desde su muerte fue presentado por sus defensores como arquetipo de
virtudes, y por sus enemigos como una persona extremadamente fanática y
despótica. Esta dicotomía entre la Leyenda Blanca o Rosa y Leyenda Negra
fue favorecida por su propio accionar ya que se negó a que se
publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su
correspondencia. La historiografía anglosajona y protestante
lo ha calificado como un ser fanático, despótico, criminal,
imperialista y genocida minimizando sus victorias hasta lo anecdótico y
magnificando sus derrotas en exceso. Basta como ejemplo la pérdida de
una parte de la Grande y Felicísima Armada —Llamada por sus enemigos la Armada Invencible— debido a un fuerte temporal, que fue transformada en una victoria inglesa.
Su reinado se caracterizó por la exploración global y la expansión territorial a través de los océanos Atlántico y Pacífico, llevando a la Monarquía Hispánica a ser la primera potencia de Europa y alcanzando el Imperio español su apogeo, convirtiéndolo en el primer imperio mundial ya que, por primera vez en la historia, un imperio integraba territorios de todos los continentes habitados del planeta Tierra.
Carlos I
Hijo de Juana I de Castilla y Felipe I el Hermoso, y nieto por vía paterna de Maximiliano I de Habsburgo y María de Borgoña (de quienes heredó el patrimonio borgoñón, los territorios austriacos y el derecho al trono imperial) y por vía materna de los Reyes Católicos, Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón de quienes heredó Castilla, Navarra, las Indias, Nápoles, Sicilia y Aragón.
Descubrimiento de América
Es la llegada a América el 12 de octubre de 1492 de una expedición capitaneada por Cristóbal Colón por mandato de los reyes Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, que había partido del puerto andaluz de Palos dos meses y nueve días antes y, tras cruzar el océano Atlántico, llegó a unas islas del continente americano, concretamente las Bahamas y a su regreso dio a conocer por primera vez en Europa la existencia de un Nuevo Mundo.
Constituye uno de los momentos fundamentales de la historia universal y representa el encuentro de dos mundos que habían evolucionado independientemente desde el origen de la humanidad, lo cual cambió el rumbo de la historia.
En los siglos posteriores España, Portugal y en menor medida Inglaterra, Francia y otras potencias europeas compitieron por la exploración, conquista y colonización del continente americano, resultando en el nacimiento de nuevos pueblos, culturas y estados.
Los Reyes Católicos
Los Reyes Católicos fue la denominación que recibieron los esposos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, soberanos de la Corona de Castilla y la Corona de Arogaón.
Los reyes accedieron al trono de Castilla tras la Guerra de Sucesión Castellana contra los partidarios de la princesa Juana la Beltraneja, hija del rey Enrique IV de Castilla. En 1479 Fernando heredó el trono de Aragón al morir su padre, el rey Juan II de Aragón. Isabel y Fernando reinaron juntos hasta la muerte de ella en 1504.
Con su enlace matrimonial se unieron provisionalmente, en la dinastía de los Trastámara, dos coronas: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón dando nacimiento a la Monarquía Hispánica y, apoyados por las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Con la conquista del Reino nazarí de Granada, del Reino de Navarra, de Canarias, de Melilla y de otras plazas africanas consiguieron la unión territorial bajo una sola corona de la totalidad de los territorios que hoy forman España.
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