Felipe II

Hijo y heredero de Carlos I de España e Isabel de Portugal, murió el 13 de septiembre de 1598 a los 71 años de edad, en el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, para lo cual fue llevado desde Madrid en una silla-tumbona fabricada para tal fin.
Desde su muerte fue presentado por sus defensores como arquetipo de
virtudes, y por sus enemigos como una persona extremadamente fanática y
despótica. Esta dicotomía entre la Leyenda Blanca o Rosa y Leyenda Negra
fue favorecida por su propio accionar ya que se negó a que se
publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su
correspondencia. La historiografía anglosajona y protestante
lo ha calificado como un ser fanático, despótico, criminal,
imperialista y genocida minimizando sus victorias hasta lo anecdótico y
magnificando sus derrotas en exceso. Basta como ejemplo la pérdida de
una parte de la Grande y Felicísima Armada —Llamada por sus enemigos la Armada Invencible— debido a un fuerte temporal, que fue transformada en una victoria inglesa.
Su reinado se caracterizó por la exploración global y la expansión territorial a través de los océanos Atlántico y Pacífico, llevando a la Monarquía Hispánica a ser la primera potencia de Europa y alcanzando el Imperio español su apogeo, convirtiéndolo en el primer imperio mundial ya que, por primera vez en la historia, un imperio integraba territorios de todos los continentes habitados del planeta Tierra.
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